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McGuigan da las gracias a Boxxer y Sky Sports por ver lo que él vio en Billam-Smith hace años

Cuando el entrenador Shane McGuigan empezó a trabajar con el peso crucero de Bournemouth Chris Billam-Smith, algunos se preguntaron qué veía el técnico en el boxeador.


McGuigan había trabajado con varias estrellas y Billam-Smith no era un ex campeón del mundo como David Haye o George Groves, ni un destacado amateur como Luke Campbell o Carl Frampton.


Lo que McGuigan vio, sin embargo, fue a alguien con sólidas cualidades físicas, pero también a alguien positivo, entusiasta y con gran capacidad de entrenamiento. Varios años después, han ganado un título mundial juntos y anoche hicieron la primera defensa del título.


Y por el camino, McGuigan tuvo que reclutar a otros para el viaje.


"Sin más, quiero dar las gracias a Ben Shalom y a Boxxer por haber confiado en este hombre, porque nosotros, como equipo, hemos estado insistiendo para conseguir un escaparate para él y para que viniera aquí, y también a Sky Sports por haber confiado en él, así que gracias a Ben y gracias a Sky", declaró McGuigan.


El negocio de Billam-Smith está en auge en Bournemouth, en parte porque Billam-Smith es una cara comercial y amable, y en parte porque siempre da guerra. El campeón admite que es un trabajo en curso, pero quiere aprender sobre la marcha, sin tener toques fáciles por el camino.


La dura educación continuó en un auténtico combate contra el polaco Mateusz Masternak, anoche en Bournemouth.


"Hubo partes del combate en las que [Billam-Smith] parecía torpe y no daba su mejor imagen", admitió McGuigan. "Pero yo le dije después: 'Vas a volver a verlo y te vas a sentir frustrado', pero una vez que se activó de verdad en el sexto y el séptimo, era sin más cómo tenía que enfocarlo. En el primer asalto, empezó bien, se desconectó en el segundo y luego le sorprendió [a Masternak] con un gran golpe en el tercero, creo que fue un gancho de derecha por arriba, y entonces sin más empezó a buscarlo. Eso es lo que no se puede hacer con un zorro viejo y astuto tan sólido defensivamente como Masternak, un tipo que sabe apartarse de los golpes y sabe asfixiar y anular el trabajo de la gente".


Masternak se afianzó en la pelea entre el segundo y el sexto asalto. Se movía bien, era atareado, preciso, difícil de golpear y boxeaba con experiencia y confianza. Pero Billam-Smith siguió peleando y empezó a apretar las tuercas. Cuando enfiló a Masternak por los costados cerca del final del séptimo, el aire y la pelea se esfumaron del visitante.


"A veces era frustrante ver cómo Chris intentaba cargar el combate con grandes golpes, pero apretó el interruptor y eso es lo que hacen los campeones", continuó McGuigan. "La gente siempre mira desde fuera y piensa: 'No parecías el mejor' o 'Hay momentos ahí'... Pero él sigue ganando y ésa es la diferencia. La diferencia es que los campeones pueden darle la vuelta y se alimentan del público, y es muy difícil hacer lo que él hace, y eso es algo innato y estoy muy orgulloso de él".


Masternak se ganó muchos amigos. Llegó a Bournemouth con un ejército de seguidores, pero Billam-Smith y su legión de hinchas fueron sin más demasiado. Cuando se le preguntó si Masternak, detenido por primera vez en 53 peleas, podría volver, McGuigan aprovechó la oportunidad para elogiar a ambos boxeadores.


"No sé cuánto le queda", dijo McGuigan sobre el guerrero polaco. "Creo que algunos boxeadores tienen una gran carrera y luego hay una pelea que se lleva toda su alma, por así decirlo, y creo que esa pelea te lo demuestra. No creo que vuelva a ser el mismo después de aquello".